La lengua celtibérica es de origen céltico y pertenece a la gran familia lingüística indoeuropea, como otras lenguas célticas todavía habladas en las Islas Británicas y en la Bretaña francesa.
Los celtíberos adoptaron para su lengua los caracteres de la escritura que los íberos empleaban para transcribir su habla, de raíz no indoeuropea, con las diferencias fonéticas que esto conllevaba. De esta forma, el empleo del alfabeto ibérico dio origen a dos variantes de escritura, conocidas como Celtibérico occidental y oriental, aunque con escasas diferencias entre ambas. Una de las peculiaridades de esta escritura es la de combinar caracteres alfabéticos con silábicos. (signario celtibérico)
Se desconoce desde cuando comenzó a hablarse. Lo que sí se sabe es que fue hacia el siglo II a. C. cuando se empezó a plasmar por escrito, a raíz del auge de su cultura y sus ciudades. Cuando se vieron en la necesidad de plasmar por escrito las leyes y los acuerdos suscritos entre poblaciones.
De la lengua celtibérica tan sólo quedan unos cuantos testimonios que no permiten formar una imagen completa de ella. Por eso, en el estado en que se encuentran las investigaciones, esta escritura puede ser leída pero solo traducida parcialmente. (bronces de Botorrita)
La escritura se empleó en numerosos y variados soportes que dieron lugar a diferentes tipos de inscripciones: grafitos en cerámicas, téseras de hospitalidad, inscripciones en piedra de carácter sepulcral o religioso, textos votivos, leyendas en monedas así como alguna que otra gran inscripción en bronce.
Las téseras de hospitalidad
La hospitalidad era una costumbre muy asentada entre los celtíberos que permitía establecer vínculos de mutua protección entre individuos o comunidades. Estos pactos quedaban recogidos en las denominadas "tesserae hospitalis", planchas sobre las que se realizaba la inscripción de amistad que sellaba el pacto. En ella aparecía el nombre de la persona que realiza el pacto, los grupos familiares al que pertenecían o la ciudad de procedencia. Debieron realizarse en pares, quedando cada una de ellas en posesión de los participantes en el pacto. (varias tesseras)
Aparecieron con el contacto con el mundo romano, que introdujeron la práctica de plasmar por escrito los acuerdos legales. Fueron realizadas principalmente en bronce, aunque también las hay de cerámica y plata. Adoptaron formas muy diversas: cuadrangulares, geométricas, con formas de animales e incluso de manos entrelazadas que enfatizan la idea de un apretón de manos.
Grafitos e inscripciones en piedra
En las cerámicas celtibéricas suelen aparecer nombres, signos o letras que suelen aludir a su autor, al dueño o a su lugar de procedencia. Por eso, una vez cocidas, se grababan en lugares bien visibles como las paredes exteriores, o en los bordes de jarras, tazas, platos y cuencos. (grafitos)
También existe un buen número de inscripciones en lengua celtibérica realizadas sobre piedra, tanto de carácter religioso (inscripciones rupestres de Peñalba de Villastar en Teruel) como funerario (las estelas funerarias en las que aparecen los nombres de la persona, su procedencia y filiación).